Compartir, establecer acuerdos, es lo que realmente nos diferencia de los animales irracionales, en definitiva es la esencia de la humanidad.

Compartimos el planeta, el aire que respiramos, el sol que nos da calor, compartimos las aceras, los medios, los paisajes, la música, la literatura, la información, todo es compartido y, aquellas civilizaciones que comparten, son las que perduran. Por ello, quien no comparte, como todo sistema totalitario, tiende a desaparecer o en el mejor de los casos tiende a transformarse en un sistema, en el que todo el mundo participa y comparte ideas, ilusiones, y todo lo que nos ofrece la vida.

Todo el mundo está de acuerdo en que la soledad, es un mal endémico de nuestro tiempo, por ello, no acabo de comprender a quién defiende la maternidad o la paternidad en solitario (custodia monoparental), salvo cuando es inevitable. No hay nada mejor para un hijo que ser compartido con el resto de nuestro mundo, sea pequeño o grande. Si el niño no crece en un entorno donde el compartir sea un valor y parte de la causa de la felicidad, ¿qué adulto será el día de mañana?

Sabemos las dificultades vitales de aquellas personas que fueron hijos de madres solteras o solas, y de cómo todas estas personas, buscaron figuras de apego más allá de su madre. Muchas personas con algún trastorno de la personalidad y poco sociables tienen el denominador común de no haber sido compartida su crianza de forma sana durante su infancia, ha sufrido desapegos de sus figuras de referencia y, han vivido en un contexto familiar menos equilibrado en cuanto a los roles de género.

Por ello, tras muchos años de trabajo en la lucha por la custodia compartida, tenemos datos sobre qué niños han crecido mejor o peor, según la forma que cada familia reorganizó su vida tras el divorcio. Aunque, en la mayoría de los casos, fueron los juzgados quienes establecieron dicha reorganización de una forma decimonónica, ya que como decimos, en la mayoría de los casos, establecieron una crianza materna en solitario, y una cuasi orfandad de la figura paterna, afortunadamente tenemos también datos de personas que en su infancia tuvieron más y mejores oportunidades para su desarrollo, porque sus progenitores decidieron compartir su crianza, tras el divorcio.

Los datos que poseemos y, que hemos recogido para elaborar un estudio sobre el grado de satisfacción de los que fueron hijos del divorcio de los últimos 15 años, hoy adultos, en principio nos dicen que los niños que crecieron con mayor presencia paterna en sus vidas de forma cotidiana y compartida, son más seguros en su relaciones sociales, más y mejor educados, más tolerantes y más equilibrados emocionalmente. Los niños a los que se les obligó a ser huérfanos de figura paterna, padecen más problemas de tipo psico-afectivo, más problemas educativos (estudios), más problemas de comportamiento y tienen un alto grado de dificultades en el establecimiento de relaciones sociales, siendo muy intransigentes, intolerantes, manipuladores y manipulables, según los casos.

Un dato muy preocupante que hemos encontrado es que los chicos que han vivido bajo una orfandad impuesta de la figura paterna, son más propensos a ser más violentos y más controladores con sus parejas femeninas, desde la adolescencia. Al principio son muy colaboradores, y aparentan ser muy sensibles, pero poco a poco, desarrollan un control absoluto sobre la pareja. Esto es, que haber sido hijo de padre ausente divorciado, es un factor de alto riesgo para desarrollar estrategias que dan lugar a la aparición de la violencia sobre la mujer, en sus distintas facetas.

En el caso de las chicas, hemos encontrado datos muy preocupantes, porque tienden en muchos, al establecer relaciones de pareja sean homo u heterosexual, a buscar personas controladoras, que les diga lo que tienen que hacer o cómo comportarse. En más casos de los deseables, suelen encontrar parejas con actitudes de ejercicio del control de sus vidas y relaciones que promueven la dependencia emocional y personal, desarrollada tanto por novios, como con novias, en este caso, en las relaciones lésbicas.

Así que, antes de publicar el estudio en el que estamos ahondando, queremos publicar ésta pequeña guía para hacer un buen acuerdo de custodia de los hijos tras la separación o el divorcio. No es una guía para un buen divorcio, porque no existe un buen divorcio, ya que éste siempre significa una pérdida en muchos sentidos, sobre todo en el grado de bienestar económico. Las únicas personas que perciben el divorcio como algo positivo en la mayoría de los casos, somos los abogados, jueces, y demás profesionales que viven de la gestión de los divorcios.

Pero pasemos a las ideas, que desde nuestra humilde opinión, creemos que pueden ayudar a un buen acuerdo de custodia, por aquello de que los niños son lo primordial, sin perder de vista que si protegemos bien los intereses del conjunto de todas las personas implicadas en el proceso, eso beneficia a la larga a los niños.

Haré este artículo como si hablase contigo que, creo que es una forma más cercana de trasmitir ideas.

PASO PRIMERO: Establece horarios y tiempos de cuidado de vuestros hijos, pero que sean realistas.

Hace años, contaba al alumnado en el primer master sobre mediación familiar organizado por la Universidad Pablo Olavide de Sevilla, que el primer punto que hay que estudiar en la familia, es el de los horarios personales, laborales y de ocio y descanso. Esto es, comprobar la disponibilidad real de tiempo que tiene cada miembro de la familia. El divorcio es una oportunidad para muchas personas para hacer “esos cambios” en sus horarios, que nunca se atrevieron a afrontar.

Podemos empezar por hacernos dos preguntas que pocas personas se hacen:

¿Qué mejor ocasión tengo para reorganizar los tiempos de nuestra vida, que una separación o divorcio?

¿Vamos a dejar que alguien ajeno (juez) a nosotros nos diga cómo organizar nuestra vida?

Podemos llegar a acuerdos sobre mil cosas pero si no tenemos tiempo, esos acuerdos, serán papel mojado.

Muchas veces, los tiempos se establecen de forma mecánica, sin pensar en las verdaderas necesidades de tiempos y espacios que tienen los hijos, los padres, las madres y el conjunto de la familia que nos apoya.

El primer caso, y más fácil de descubrir, es que eres es capaz de ponerte de acuerdo con la persona con la que no quieres vivir (padre o madre de tu hijo), es establecer como primer punto imprescindible, repartir los días de cuidado de tus hijos por igual, sobre aquellos días que son festivos o no laborables y las vacaciones.

Vacaciones a medias.

Ya tenemos cuidado compartido en vacaciones escolares.

Ya hemos dado el primer paso de un buen acuerdo de custodia. Enhorabuena.

Es tan beneficioso este primer paso que “Los estudios demuestran que las situaciones de custodia compartida funcionan mejor cuando ambos padres son cooperativos, respetuosos, y que manejan bien sus emociones” (Pedro-Carroll, Ph.D., en “Los niños primero”)

Con esta forma de trabajar, puedes establecer una piedra angular para fortalecer las estrategias para una mejor crianza de tus hijos, propiciando así que los niños se adapten mucho mejor a vuestra nueva vida tras el divorcio. Por ello, diversos autores nos aconsejan que “desarrollar una guía o plan ordenado de cara a un divorcio, hace que sea más probable que los padres ayuden de la mejor forma a sus hijos a adaptarse a los cambios de la familia.

Esas madres que se adueñan de los hijos tras la separación de la pareja, y que “permite a los niños ver al padre” cuando a ella le viene bien, sin orden ni organización, hace que los niños, sobre todo los que tienen edades entre 3 a 12 años, se descontrolen y comiencen a tener alteraciones en su comportamiento que, terminan siempre llevándolos al psicólogo, cuando realmente, quien necesita pautas educativas y de gestión del conflicto, es el adulto que hace esto. Lo mismo ocurre con el padre que no cumple de forma organizada con su obligación de estar con sus hijos en el tiempo que le corresponde. Se está fastidiando a sí mismo, porque los hijos crecen y pasan factura.

No hagas tú lo mismo, y piensa con tu cabeza.

PASO SEGUNDO: No hables mal de nadie, evita las emociones, sé práctico/a.

Es muy importante hacer un esfuerzo para evitar hablar mal de su ex. Si hablas mal de su ex, estarás hablando mal de ti mismo/a, e incluso estará hablando mal de tus propios hijos.

Los niños no sólo tienen oído, sino que como mantengo hace años, tienen una especie de “antenas parabólicas”, unos especiales “sensores” y una capacidad de captar cosas y emociones, que los adultos hemos perdido con los años. Así, hablar mal de tu ex será interiorizado por tu niño, ya que el niño es parte tuya, pero también es parte de tu ex.

Muchas veces, lo que una persona dice delante de un niño acerca del ex, es lo que el niño va a aprender y pensar de sí mismo. Si tú, haces comentarios o desprecios sobre tu ex, el niño captará que haces lo mismo sobre él, ya que el niño se siente parte de ti, y de tu ex, y no puede distinguir aún que es un ser independiente de su padre y de su madre. Es importante, que cuando hables de tu ex, hables desde la razón, la lógica y no desde tus sentimientos. Se práctico/a.

Para que comprendas un poco todo esto, te pongo un ejemplo muy fácil de comprender que es cuando un adulto se queja de que su ex lo abandonó por otro/a o que “tu madre/padre me echó de casa”.

El niño crece con esa idea y desarrollará el temor de que él también podrá ser abandonado o echado de la casa en cualquier momento, pero no por quien realmente lo hizo, sino por cualquier persona. O crecerá creyendo que es sustituible por otro/a. El terror que sienten los niños ante ello, es comparable al terror que sentimos los adultos ante una operación quirúrgica complicada.

Piensa en ello.

PASO TERCERO. El problema no es tuyo, es de todos.

Ya sabemos todos, eso de que la causa del divorcio fue por ti o por tu ex, que ya no te aguanta, o que ya no le aguantas, que te engañó, o lo/la engañaste, pero piensa que la crianza de los niños es por los niños.

Expertos de todo el mundo nos recuerdan que el divorcio provoca una visión de túnel emocional y la gente se mete en dicho túnel, regodeándose en su dolor, sentimiento de pérdida y búsqueda de un culpable, que pueden llegar a perder la razón (a veces con razón) perdiendo de vista que su función como padre o madre es facilitar una feliz y buena infancia a sus hijos.

Te explico: El derecho-deber de custodia no se trata de conseguir exactamente lo que uno/a quiere, o exigir una equidad e igualdad de trato (en tiempos y espacios de crianza) a cualquier precio.

Lo más difícil de trabajar en este punto es que no se debe pensar que el tiempo que pasarás tú con tu hijo es como un regalo de la otra parte, sino que debe ser una exigencia mutua. Muchas madres ofrecen en esta fase de la negociación aquello de que, a pesar de ser ella la que se queda con el hijo en custodia en solitario, alega aquello de que “cuando tú quieras, podrás ver al niño” como un regalo o premio (si te portas bien conmigo). Pero sabemos que esto no es cierto, porque nunca se cumple, ya que el divorcio distancia a las parejas, y los papás no quieren sentir que sus hijos y el tiempo que pasan con ellos es como un regalo, porque los hombres sienten que se cosifican a los niños, por esta forma de actuar de muchas madres, incluso con un argumento muy infantil y falto de madurez emocional por parte más de las mujeres que por parte de los hombres, al menos en los datos que hemos recogido.

Los padres sienten que se les dice que: “Si te portas como yo deseo, te dejo jugar con tal cosa (hijo)”. Por ello, es la custodia compartida preferente una forma de evitar que se cosifiquen los hijos, tanto por un lado, como por el otro y, se logra humanizar mucho más la crianza de los hijos, y que se respete a los hijos como individualidades con derechos propios.

Es muy importante establecer en este paso, la prioridad de que los padres dejen a un lado sus egos, sobre todo su ego herido, y hay que propiciar estar bien lo antes posible consigo mismo, porque eso es lo que quiere el niño, que sus padres estén bien, no tanto como que sigan juntos.

Lo que da seguridad a los niños es que sus padres estén bien, no que vivan en la misma casa. Cambiar de casa de papá a la de mamá, los niños lo llevan muy bien, si los padres están bien y lo llevan bien.

Piensa.

PASO CUARTO.- Hay que ser realista con el tiempo de disponibilidad tuyo y de tu ex y el de tus hijos. Tienes que poner encima de la mesa vuestros compromisos laborales.

Laura Wasser, abogada de familia de famosos de Los Ángeles afirma que “A menudo, durante una separación o divorcio, los padres juegan con los hijos como piezas de ajedrez, estableciendo normas poco realistas basadas en el miedo o la inseguridad” (No tiene por qué ser así, 2012).

Imagínate que estas negociando un contrato de alquiler o una compra de un coche de segundas mano. Es bueno tratar la custodia de los hijos como un acuerdo de negocios. Es importante dejar a un lado tus emociones de la situación y mirar los hechos de forma cerebral. Un elemento común que aparece en las estafas bancarias llevadas a cabo en los últimos años, es que los bancos en vez de ofrecer un producto para que la gente lo estudiase con detenimiento, y comprobase los pros y los contras, es que la gente fue manipulada en sus emociones y deseos. Esto mismo, suelen hacer las personas manipuladoras en sus divorcios, que terminan maltratando de una forma u otra a los demás, hijos inclusive, sobre todo jugando con las emociones de los hijos y de los/as ex.

Piensa.

PASO QUINTO: El convenio sobre el tipo de custodia y los tiempos de cuidado de tus hijos deben estar adaptados a las edades de tus hijos, a sus actividades y, a sus necesidades, pero sin olvidar las propias vuestras, de papá y mamá.

Al desarrollar el acuerdo el tipo de custodia, tendrás que tomar en cuenta las siguientes variables.

  1. La edad y la personalidad específica de cada uno de tus hijos.
  2. El horario de cada hijo.
  3. Los compromisos profesionales y sociales de los dos, padre y madre.
  4. Las actividades académicas y extracurriculares a los que habéis comprometido a vuestros hijos, hasta ese momento.
  5. La disponibilidad de tiempos de crianza de cada progenitor y la distancia entre vuestras casas.

Los tres modelos más usados de reparto de tareas de cuidado de los hijos, en los acuerdos de custodia compartida más comunes son:

  1. El 2-2-3 Plan de lunes y martes con mamá, miércoles y jueves con el papá, de viernes a domingo con mamá. Después se cambian las tornas: lunes y martes con papá, etc. Este modelo funciona muy bien en los niños de 0 a 10 años.
  2. El 2-2-5 Plan de lunes y martes con mamá, miércoles y jueves con papá, y luego alternando viernes a domingo entre los padres (una semana con mamá, el siguiente con papá). Este horario a menudo funciona mejor cuando los niños son mayores de 11 años y tienen sus propios horarios de estudios, actividades extra o salidas don amigos/as y demás obligaciones de “su edad”.
  3. El Plan semanal, semana 1 con mamá, semana 2 con papá, y así sucesivamente. Puede ser con día intersemanal o no. Es recomendable para niños entre 0 y 5 años, que exista un día intersemanal de “estancia con pernocta”. A partir de los 5 años, es mejor el sistema semanal puro.

Se puede hablar mucho del tema y se puede argumentar a favor y en contra de estos sistemas que tan bien están funcionado, porque siempre hay alguien insatisfecho, pero quién habla mal de estos sistemas, es porque no lo habían puesto en práctica, porque resulta muy incómodo para ellos mismos, porque creen que la p/maternidad debe ser algo cómodo. Yo denomino a estos padres y madres, como los egoístas de la clase.

Pero como decimos, voy a huir en este artículo de los consabidos argumentos ideologizados o emocionales que suelen usar uno y otro “bando” de intereses más o menos claros, que suelen posicionarse en este fenómeno social, que es el tema de la custodia compartida de los hijos tras el divorcio.

Voy a intentar despolitizar y apartar el lado emocional y psicológico de ello y, vamos, tú y yo a usar la lógica, aunque mucha gente usa el término “sentido común”.

En vez de actuar por los impulsos psicológicos o ideológicos en el conflicto, propongo que usemos nuestro cerebro y la capacidad que tiene éste, para resolver un problema, simplemente pensando, cosa que hacen muy pocas personas involucradas en un proceso de divorcio, incluyendo jueces y abogados.

Así que te ruego, que pienses en esto:

El niño es y se ve a sí mismo como el resultado de la suma de mamá y papá (o de dos papás o mamás). Si mamá y papá se pelean, ya de por sí es una causa suficiente para que el niño sienta una división en su interior y se sienta mal, sin que sea necesario que suceda otra situación agravante. Si además, la mamá le habla mal a su hijo de su papá, pasa lo siguiente: El niño, que ama a su mamá pero también a su papá, se siente culpable por ese amor, porque siente que defrauda a su mamá al amar a quien ella odia.

Si defrauda a su mamá, es malo.

Si es malo, no merece el amor ni de su mamá ni de su papá.

Si el niño decide complacer a su mamá y odiar, al igual que ella, a su papá, defrauda a éste, lo que nos conduce al mismo resultado de verse a sí mismo como un hijo malo.

Y si es malo, no merece el amor de sus padres.

Si el niño es el resultado de la unión de una mamá y un papá, y resulta que papá es malo, él también será malo en lo que se parezca a papá, o en la medida en que su vida es consecuencia de la vida de papá.  Si el niño es el resultado de la unión de mamá y papá, y ahora mamá odia a papá, entonces también debe odiarlo a él, porque su nacimiento fue consecuencia de esa unión.

Para no ser repetitivos, podemos cambiar los términos papá y mamá en el anterior comentario. El resultado es el mismo.

Hay muchas más conclusiones lógicas que pueden derivarse de esa situación, aunque no necesariamente se dan a nivel consciente, al menos, existen comportamientos, sobre los que las personas que hemos conocido, no eran conscientes de lo que estaban haciendo, dejándose aconsejar, normalmente de forma muy destructiva, sobre todo por determinados juristas, parte de la familia e incluso personas de asociaciones sin formación, unos porque sólo pueden ofrecer “soluciones legales” y otros, porque solo ofrecen soluciones emocionalmente egoístas y de defensa a ultranza del grupo, sin tener en cuenta las individualidades, y las especialidades de cada pareja que se separa.

Piensa que, por ejemplo, en los divorcios es muy usual encontrarte con argumentos por parte de las madres que tienden a hablar mal al hijo de su propio padre, por ejemplo:

  1. porque “sienten” que hacen más que ellos en la educación y crianza de los hijos
  2. porque papá fue infiel
  3. porque el padre mantiene su libertad, mientras la madre está atada a la casa y a los hijos
  4. porque el padre la controla económicamente
  5. porque ellos no se comprometieron con la relación  porque continuaron con su vida mientras la madre se quedó sola para criar a al hijo etc., etc….

Y tras todas estas “traiciones” del padre o ex pareja, es común que duela a las mujeres el ver que el hijo siga ignorante de “quién es la buena y quién es el malo” de la historia y suelen buscar que el hijo sepa cuál es la verdad, como si todo lo que hacen las madres en este momento del divorcio fuera solamente para lograr algún tipo de crédito frente a los hijos y frente a los demás.

Piensa que, en el caso de los padres es también usual encontrarte con argumentos por parte de estos que tienden a hablar mal al hijo de su propia madre, por ejemplo:

  1. porque “sienten” que hacen más que ellas en la educación y crianza de los hijos
  2. porque mamá fue infiel
  3. porque la madre quiere tener un control absoluto de su vida, a través de los hijos
  4. porque la madre lo controla económicamente
  5. porque ellos se comprometieron con la relación, renunciando a muchas cosas, y se habían comprometido en la crianza de los hijos, y ellas en cambio no les permitían ser padres, etc., etc….

Igual que las madres, muchos padres sienten que estas “traiciones” de la madre o ex pareja, es normal que les duela a los hombres, sobre todo ver que el hijo sea ignorante de “quién es el bueno y quién es la mala” de la historia y suelen buscar que el hijo sepa cuál es la verdad, como si todo lo que hacen los padres en este momento del divorcio, fuera solamente para lograr algún tipo de crédito frente a los hijos y frente a los demás.

Al final, tanto mujeres como hombres reaccionamos casi de la misma forma. En palabras del Psicólogo Forense J.M. Aguilar: “Ante el divorcio, somos más que previsibles”.

Pero es muy importante, mantener presente siempre cuál es la verdadera finalidad por la que hacemos las cosas correctamente: la felicidad del hijo, y ello se olvida con frecuencia cuando gestionamos emocionalmente el conflicto de pareja o divorcio.

Al final, no es importante, en definitiva, cuál sea la relación que mantengamos con nuestra pareja. No necesariamente debe haber un divorcio de por medio para generar esta división interna en nuestros hijos. Si vivimos juntos pero nos criticamos mutuamente en frente de los niños, ellos pondrán en marcha la misma lógica para desarmarse, dividirse y des-amarse a ellos mismos, destruyendo su autoestima, sintiendo culpa, dolor, miedo, soledad, impotencia (Estela V. Welldon).

Este es el “premio” que regalamos a los hijos, cuando hablamos mal de la “otra parte”.

Como padres y madres, y más allá de los errores que hayamos cometido en el pasado, debemos ser conscientes de que somos responsables y estamos obligados a brindar un entorno emocional seguro para nuestros hijos, de permitirles crecer sanamente, de tener una salud mental plena, de lo contrario los estaremos condenando a una vida de infelicidad y de insatisfacciones.

No es la separación de los padres en sí misma la que causa la infelicidad de los niños, aunque por supuesto no es la situación ideal desde que se ven en la situación de tener que optar por estar con uno o con el otro progenitor, resignándose a no poder compartir con ambos a la vez, además de otras situaciones cotidianas que complican sus vidas, como no tener un lugar fijo para vivir, en el caso de la custodia monoparental con régimen de visitas, en el que los niños (maleta) se vuelven locos con el traer y llevar consigo su ropa, juguetes, calzado, tareas y otras cosas personales desde una casa a la otra, ida y vuelta en algunos casos, hasta seis veces por semana, no sabiendo a veces donde está cada cosa, mientras que en custodia compartida, los niños se adaptan mejor a los cambios cotidianos, ya que tienen su ropa, sus cosas en un sitio y otro, no deben usar maletas para estar con uno u otro progenitor, y tienden a vivir una vida más coherente en una y otra casa, siendo la tendencia que estanos viendo y comprobando cada día que en custodia compartida, los niños y los padres, tienden a coordinarse mucho mejor. En custodias monoparentales los niños sienten que viven “una vida diferente” en casa de mamá y en casa de papá, ya que quien ostenta la custodia, pone reglas, horarios, límites, tareas, etc., mientras que quien ostenta el derecho de visitas, no siente que deba hacer todo ello, porque para el poco tiempo que esta con su niño, prefiere que ese poco tiempo sea muy lúdico y satisfactorio, ante el miedo a que el hijo lo rechace, si es muy rígido en ese poco tiempo que esta con él.

Los niños en estos casos, se vuelven muy inestables, ya que en cada contexto familiar, el custodio y el no custodio, existen unas normas muy diferentes, sin entender muy bien cómo coordinar ambos contextos y, por ello, se resignan a “esto es lo que hay”, hasta terminar “manejando” ellos, las vidas de sus padres cuando crecen.

Los niños en contextos monoparentales con visitas con el progenitor no custodio, viven “resignados” mientras que los niños bajo en contexto de una corresponsabilidad parental o custodia compartida se sienten más seguros, más queridos, más aceptados como hijos, porque los progenitores tienden a “entenderse”. Existe el error de que hay que exigir que los padres se entiendan para fijar una custodia compartida, cuando lo cierto es que es justo al revés: para que haya una posibilidad de entendimiento, hay que fijar una custodia compartida, ya que ésta favorece el diálogo.

Volviendo a ti, creo que es importante que sepas que lo que realmente causa infelicidad es esa división interior a la que exponemos a los niños, cuando los hacemos sentir culpables por amar a su padre o a su madre.

Es muy importante que, a menos de que existan verdaderas situaciones reales de riesgo para el niño, como padres o madres que resulten violentos o peligrosos de algún modo para la salud física o mental del niño, es importante ser muy diplomáticos en las relaciones y el respeto por la familia, que aunque separada, sigue siendo una familia en pos de ese hijo que un día decidieron, como adultos traer al mundo y del que hoy somos los todos responsables, especialmente sus padres.

La felicidad de los hijos, merece que intentemos ahorrar esos pequeños (o grandes) comentarios destructivos e improductivos a corto y medio plazo.

Esta idea es muy importante que sea tratada tanto por los padres como con las madres, pero también con toda la familia extensa.

Nunca es justificable aquella forma de actuar tan violenta con los hijos (hablar mal del otro), cuando el destinatario de dicha actitud violenta es el niño.

Es importante echar el freno de mano de inmediato, cuando nos asaltan los impulsos negativos y tener muy presente que, cuando hablamos mal a nuestro hijo de su padre o de su madre, lo que estamos haciendo es trasmitir el odio que tenemos por esa persona, por encima del amor que tienes tú, a tu hijo.

La paternidad y la maternidad a veces requieren que hagamos algunos “pequeños esfuerzos”, pero tenemos que tener presente lo principal: procurar la felicidad del hijo, ya que es lo que el niño necesita. El niño, para crecer feliz y que tenga oportunidad de llegar a ser un adulto feliz y bien desarrollado, necesita haber tenido su “infancia”, porque “nuestro hijo se lo merece”.

Salvo en casos de violencia intrafamiliar, tanto unidireccional como bidireccional, no existe lógica alguna para que un progenitor pretenda alejar al niño del otro, o simplemente dejarlo como un progenitor visitador. Las madres, sobre todo suelen adoptar este tipo de posturas, y no piensan que ello es, educar al hijo en los roles más tradicionales de género, o por ejemplo, trasmitir al hijo que es “normal” no tener a un progenitor hombre responsable de su crianza. Cuando el hijo sea padre o madre, habrá desarrollado la idea de que la paternidad o la maternidad es un hecho puntual, no una responsabilidad. O que cuidar de los hijos es “cosa de mujeres”

Así, me encuentro con casos de niños muy pequeños que suelen estar en la atención primaria con las madres, pero todas las madres saben que es bueno para los niños muy pequeños y para los niños en edad preescolar el beneficio que representa interactuar fuera de casa en guarderías, abuelos, etc. no así, con el padre. Inexplicable.

Pero no terminan de creer que sus hijos se beneficiarían mucho más si tuvieran la oportunidad de alternar entre los dos hogares.

Wasser nos dice que: “Por lo general, los profesionales de salud mental que se especializan en el desarrollo de los niños, recomiendan que los niños más pequeños, tengan transiciones más frecuentes entre una casa y otra, porque los estudios demuestran que muy beneficiosas para ellos“.

Por ejemplo un plan 2-2-3, permite al niño ver a ambos padres con regularidad. A medida que crecen, los niños pueden pasar a un arreglo 2-2-5. Entonces, si es más fácil, para que los padres cambien a un plan de semana alternado. La familia es un entorno que se desarrolla, cambia, se trasforma.

Piensa en todo esto.

PASO SEXTO: Un mal cónyuge no es igual a un mal padre o madre.

Me he encontrado a muchas personas se quejan de que su esposa/o ha enloquecido, porque ha hecho esto o lo otro, y ésa es la espoleta del divorcio. Nosotros insistimos en que, a pesar de que él o ella puede no haber sido un buen esposo o esposa (o pareja), pero todavía es posible para él o ella ser un buen padre o una buena madre.

Nos encontramos muchos casos que se califican de violencia de género, cuando en realidad muchos hombres y mujeres simplemente, resultan que son unos maleducados, y tanto es así que hasta el legislador es tan consciente de ello, que impone penas alternativas de “cursos de reeducación”.

El problema es que se está metiendo en el mismo “curso” a personas que tienen poca empatía, delincuentes o, son simplemente personas muy egoístas, egocéntricas, y con muy mala educación, con personas con trastornos graves de la personalidad e incluso enfermos mentales. Esto es, se generaliza que el hecho de ser un mal esposo, se resuelve con un curso, pero estos cursos no sirven de nada con aquellas que son malas personas o tienen un trastorno. Así me lo han comunicado muchos expertos que imparten estos cursos

En todo caso, incluso si el padre ha sido un padre poco implicado en la crianza de los hijos, es necesario valorar la mejor forma de ser padre o madre, de cara al futuro y el divorcio puede ser una buena forma de implicar a quienes no se implicaban antes, todo lo que debieran, en la crianza de los hijos.

Por ello, insiste Wasser, en que en la inmensa mayoría de los casos “es sin duda mejor que los niños tengan contacto frecuente y continuo con ambos padres.”

Tu matrimonio o tu pareja puede que no haya funcionado bien, pero la crianza de tus niños todavía podéis ser unos buenos p/madres.

Nunca pensamos con lógica que: “Para bien o para mal, el niño quiere y necesita sentir el amor de ambos padres” (Pisarra 2013)

¿Cómo lograrlo?

Lo fundamental es poner en la cima de la pirámide las necesidades y el bienestar de tus hijos en primer lugar. Pero sin olvidar tus propias necesidades.

Si tú estás bien, tu hijo estará bien.

Es muy importante tener pensamientos positivos en este momento tal como que: “Recuerda que cuando los niños están con tu ex, que son con la única persona en el mundo que los ama y se preocupa por ellos, tanto como tú” (Wasser).

PASO SÉPTIMO: Busca y encuentra una manera agradable para comunicarte

Para que la crianza conjunta de los niños tenga éxito, la comunicación es la clave. Por el bien de sus hijos (y su propia cordura), es necesario encontrar un método de comunicación que funcione entre tú y tu ex.

Hoy día tienes muchísimas herramientas para organizar la vida de vuestros hijos o, de cómo organizar la custodia.

Tenemos la suerte de contar con calendarios escolares públicos, o calendarios Google, Ask, de las instituciones y trabajos, teléfonos móviles, mensajes de texto, correo electrónico, Skype, video llamadas, etc.

Todos ellos ofrecen a los padres la posibilidad de comunicarse entre sí rápidamente y de forma eficaz, así ofrecemos a nuestro clientes de forma digital, información y formación tales como modelos de calendarios conjuntos, hojas simples de cálculo sobre registros de gastos, la posibilidad del almacenamiento de documentos común en internet para cosas como la cartilla de vacunación o la información escolar, y la posibilidad de imprimir una tabla de mensajes que mantiene un registro exacto y no modificable de las comunicaciones interparentales, que pueden ser admitidos, incluso en los Juzgados, si surgen desacuerdos, en el futuro.

Piensa en ellos y úsalos.

PASO OCTAVO: Escoge bien cuáles son tus batallas.

Sé franco/a contigo mismo/a. Ser padre o madre es muy difícil y es un trabajo duro y los resultados no son inmediatos, sino que es como una carrera de fondo, pero que muy de fondo.

Intenta ser sensato/a y piensa con lógica, si la paternidad y la maternidad son complejas, necesariamente más compleja es la corresponsabilidad parental.

Es fundamental poner algo de cada parte para prevenir el mayor número posible de conflictos con tu ex y hay que establecer una comunicación abierta, pero cuando surgen desacuerdos, considera si realmente merece la pena perder el tiempo en conflictos menores.

Nosotros intentamos transmitir la idea de que: “Debes intentar ser lo más racional acerca de tus posiciones y, recordar que si al final es un juez quien tiene que decidir por vosotros y vuestros hijos, seguro que no terminará de gustarte lo que le diga una persona ajena a tu vida, de cómo tienes que vivir de ahora en adelante”

Normalmente es bueno luchar solamente por las cosas que vale la pena luchar. En temas escolares, de salud, sobre las vacaciones y el tiempo de crianza, sí merecen su lucha. Otras cosas como la alimentación, a menos que haya un problema médico conocido como diabetes o alergias a los alimentos, no vale la pena luchar.

Es importante reservar la energía y la buena voluntad, para intentar tener buen rollo con tu ex. Los Juzgados es mejor dejarlos de lado, salvo si es estrictamente necesario y es realmente importante para la vida de los niños y del conjunto de la familia.

PASO NOVENO: Escucha de verdad a tus hijos. Ellos, a veces, tienen la respuesta idónea.

Los niños experimentan muchos cambios durante un divorcio. Permitir al niño expresar sentimientos y sus confusiones acerca de la situación provocada por el divorcio, y opinar sobre la organización de los tiempos de crianza (custodia) puede ayudarlo a tener una sensación de control del niño sobre todo ese cambio.

Una de las calves para que una persona se sienta segura y más feliz, es “tener la percepción” de que controla su vida. Piensa que para un niño, este punto es vital.

Aunque mucha gente no está de acuerdo con este punto en concreto, creo que es importante que los niños opinen sobre el proceso de cambio que representa el divorcio de sus padres, aunque es aconsejable, que se haga siempre de forma acorde a su edad y grado de madurez.

Es más fácil con los pre-adolescentes, que con los niños pequeños, tratar este tema, pero casi siempre los niños pequeños suelen tener respuestas más sensatas y lógicas, mediante gestos o manifestaciones que los adultos debemos interpretar, como por ejemplo un niño de 5 años, puede decir que “quiere llevarse sus Legos a casa de papá”, puede significar que quiere establecer más tiempo de estar con su padre. O un “no quiero este cereal” cuando sabemos que en la “otra casa” si los toma, es porque a lo mejor estamos haciendo algo mal.

La participación de los preadolescentes y adolescentes en la creación de un calendario de custodia, les puede ayudar a asegurar el horario que engrane con actividades extracurriculares y sociales típicas de la adolescencia. Además, un niño que siente que se toma en consideración su opinión, estará más abierto a la programación de la familia tras el divorcio. Recuerda lo que decíamos al principio, aquello que negociar y compartir nos hace más inteligentes, pero sobre todo como modelo hacia nuestros hijos.

Aunque es importante escuchar a tus hijos y escuchar sus sentimientos, impresiones y preferencias, la opinión del niño es sólo un factor más a la hora de tomar decisiones, pero es importante que los niños no lleguen a sentir que ellos toman las decisiones. Al final, lo importante es que sepan que se les ha escuchado, pero ello no significa que se tomen las decisiones en base a sus opiniones.

Piensa en ello.

PASO DÉCIMO: De vez en cuando, intenta revisar las decisiones y ajustar las cosas.

Al igual que sus hijos crecen y cambian con el tiempo, es por lo que tu acuerdo de custodia debe ir cambiando con el tiempo. Es importante ir revisando los acuerdos de custodia de vez en cuando para evaluar cómo está funcionando para tus hijos y para ir haciendo ajustes, especialmente cuando los niños crecen y cambian sus circunstancias.

Los padres podemos cambiar nuestras circunstancias también. Una de las formas más fáciles de ir cambiando, es tender a un reparto equitativo de los tiempos de cuidado de los hijos, de forma gradual, así como la posibilidad de ir cambiando esa tarea. De todas formas, la custodia compartida es recomendable ponerla en marcha lo antes posible y una vez en funcionamiento, comprobar si se puede ir mejorando la organización de los tiempos, adaptándolos a todos.

Piensa.

Paso EXTRA: Si la cosa no funciona, busca ayuda profesional con referencias suficientes.

Si no existe posibilidad de dialogo, y estas inmerso en un proceso muy conflictivo de divorcio, lo mejor es buscar ayuda profesional de un buen abogado de familia con buenas referencias. Las buenas referencias, son aquellas que te informan que un abogado es resolutivo, y no un “abogado para toda la vida”.

Es muy usual que encuentres “ofertas” de divorcios a 400 euros el convenio y cosas por el estilo, pero estarás pagando 400 euros por un convenio que puedes encontrar en internet gratis.

Hay gente que se “vende” como abogado de familia cuando no lo es realmente, sino que son abogados de divorcios, esto es, son meros tramitadores de los “papeles” del divorcio. Normalmente nuestros clientes del despacho nos llegan, en muchos casos, después de haber pagado una cantidad irrisoria por su divorcio, pero con unas consecuencias nefastas para sus vidas.

Hemos visto acuerdos en los que incluso alguien se comprometía a pagar una cantidad que no podía, o incluso renunciando a ver y criar a sus hijos, cuando creían que eso era así, porque se lo había “asegurado” el abogado o abogada que contrató.

Muchas personas que acuden a nosotros, es para intentar cambiar los “acuerdos” de divorcio, cuando ello es realmente difícil. No hay una cosa más difícil en el Derecho de Familia, que cambiar las condiciones iniciales de un divorcio, o como se suele llamar, modificar las medidas de divorcio.

Muchas personas, se encuentran que creían haber hecho el divorcio de su vida, y se encuentran que su convenio de divorcio no funciona, o se sienten engañados. Esto suele ocurrir a 8 de cada 10 padres, y a 2 de cada 10 madres, víctimas de convenios muy baratos y mal redactados o engañosos.

También debes tener en cuenta que no existe el convenio de divorcio perfecto, porque no puedes exigir a un papel, lo que tú mismo/a no eres.

Y, para terminar debes tener en cuenta factores y variables que van a tener mucho peso en tu vida y en tu divorcio: Según el Juzgado que te “toque” o el Juez que decida, así te irá mejor o peor en su divorcio.

Los jueces poseen una cosa especial que es la independencia de criterio en sus resoluciones, por ley.

La ley les permite ser discrecionales a la hora de decidir en sus Juzgados, por lo que existen juzgados que “piensan” o “interpretan la ley “así” o “asá”, esto es, que en tu misma ciudad puede tocarte un juzgado que siempre decide que lo mejor para un niño es que viva con su madre, y justo enfrente te toque un juez que piense que es buena la custodia compartida.

Otro factor a considerar es el equipo psicosocial (del juzgado) que le toque, en los que suele ocurrir lo mismo, aunque en la mayoría de los casos, donde sus miembros suelen ser personas muy tradicionales, suelen opinar que los niños son responsabilidad de las madres. Afortunadamente, estos equipos están siendo sustituidos (aunque de forma muy lenta) por personas más modernas y razonables, que de verdad estudian lo mejor para el conjunto de la familia y buscan soluciones más acordes a la realidad social existente.

Y es que es muy importante huir de los abogados, que le digan que esto o lo otro es imposible, cuando se le plantean cosas como la custodia compartida o la liquidación de los bienes. También hay que huir del abogado que te mete mucha prisa.

Eso no es bueno, salvo casos de excepcional urgencia.

Es importante que tengas en cuenta que hay que controlar muy bien los tiempos del divorcio, los espacios también son importantes, y sobre todo es fundamental, no dejarse aconsejar por la amiga o el amigo que sabe más que tu abogado, salvo que sea algo muy sensato lo que le aconsejen.

Piensa que antes de casarte o de irte a vivir con tu pareja, hubo un proceso más o menos largo, pues el divorcio es algo parecido pero al revés. Pero además ahora, incluso hay hijos, lo que lo hace más complejo.

Por último, huye del abogado y del amigo que te aconseje ir a por su ex, a machacarle en el juzgado o fuera de él, porque eso es tanto como aconsejarte que vayas a machacarte tú mismo.

¿Qué imagen dará de Ud. de sí mismo/a, si va a un tribunal a hablar tan mal de quien has elegido como tu pareja o como p/madre de tus hijos?

Piensa y decide.

José Luis Sariego Morillo

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